sábado, 20 de noviembre de 2010

Karen Matallana- Barranquilla






CREANDO Y JUGANDO CON EL ARTISTA:
MIGUEL KUAN

El taller se había programado a las 9:00 am, efectivamente, cuando llegué al MAMB, un grupo de señoras conversaban sentadas en el segundo piso. Poco a Poco, fueron ingresando algunas personas a observar las obras, nosotros aprovechamos para extender la invitación, pero el tiempo y el afán son factores que no le permite a más de uno disfrutar de una tarde diferente en el museo.

Ansiosas de empezar el taller, las mujeres bajaron a buscar el artista. Miguel trataba de dilatar el tiempo, pues, las cuatro mujeres le parecía poco público. Pero afortunadamente, llegó un quinto participante, un señor que no evitó su felicidad por compartir con nosotros la experiencia creativa que produciría este taller.

Entonces, a las 11:15 am se le dio inicio a la actividad. El artista conversó acerca de las ideas de su obra, del sentido que lo llevó a realizar el proyecto “Perro ido“. Una vez, contextualizó su trabajo, nos mostró los materiales que utilizaríamos para producir un animal que normalmente convive en nuestro entorno.

Alambre, cinta de enmascarar, tijeras, colores, cierres plásticos y periódicos, fueron los materiales que utilizamos. Cada uno debía hacer de la forma más sencilla el dibujo del animal sobre la hoja. Ellos adultos todos, empezaron a creerse niños, a recordar sus manualidades de colegio, algunos recordaron cuando jugaban al profesor.

En la medida que cada uno doblaba agitadamente los alambres, yo me afanaba por retratar sus rostros, una mueca en la cara caracterizaba el esfuerzo de cada uno. No necesitaban ayuda, se sentían libres, exploraron formas y colores y lo mejor, no se dieron por vencido. Al comienzo todos se sentían incapaces de producir una figura, incluyéndome a mí.

En contados minutos, el único varón que se quedó hasta el final, fue el primero en terminar su libélula, muy orgulloso empezó a mostrarla. Contaminados por la energía de ese hombre de algunos 52 años, los demás trabajos quedaban terminados. Insectos, peces, iguanas, mariposas, fueron los animales que se reinventaron en el taller.

Siendo la 1:20 pm. La alegría nos hacia olvidar que era momento para almorzar, queríamos seguir, “valió la pena esperar toda la mañana a Miguel“decía una de las señoras haciendo los últimos retoques a su mariposa.

Todos se despidieron agradeciendo al 42 Salón Nacional de Artistas por permitir estos espacios, de interacción, conocimiento, pero sobre todo, del aprovechamiento a partir de la experiencia con el otro.