Viernes 12 de noviembre. El 42 salón nacional de artistas no se hizo esperar, esa mañana a las 8:00 am, la Biblioteca Meira Delmar abrió sus puertas para que las obras expuestas en el segundo y tercer piso puedan hallarse ante la mirada del público barranquillero.
En función de mediadora, asistí puntual a la cita con los artistas, curadores, público y el personal del Ministerio de Cultura que se encargaba de realizar un recorrido por todos los lugares en donde las curadurías se llevaban a cabo. la maestra Beatriz González a paso lento pero seguro, detalló minuciosamente cada una de las muestras, donde se detenía preguntaba ¿Y esto que quiere decir? parecía no entender muy bien lo que las salas de exposiciones le presentaba, pero en la medida que dialogaba con los protagonista fue recogiendo mayor información. En un momento sentí que el Salón se había inventado sólo para el criterio de la Maestra, pero afortunadamente pude deshacer esa idea extraña.
En el segundo piso, el primero en la muestra, nos topamos de frente con la obra del Maestro José Quessep. "Silencio II" una puesta en escena nostálgica capaz de sacudir los sentimientos de quien se atreviera a dirigir su mirada sobre la misma. Una secuencias de hamacas que envuelven lo inconcluso y lo inacabado, manifiesta el horror de varias localidades arrazadas por la violencia. Chenge es un ejemplo de ello, del terror con el que día a día sus habitantes tienen que lidiar y asumir de manera trágica, la repudiable experiencia de cargar sobre los hombros la muerte de sus seres queridos. El autor fijó sus sentimientos y su acción creativa hacia la indignación que le produce los actores antagónicos, los mismos desagradables patrocinadores del horror, de lo escandaloso, y de lo cruel. "Esta obra representa los cuerpos que son callados, desaparecidos y para rematar, tapados, amarrados, ocultados; es un escandalo que ya nadie quiere oír y que nosotros también terminamos silenciándolos. Las personas nos olvidamos facilmente de estos acontecimientos" afirma Vespasiano Ruíz, otro artista que observaba la obra y quien recordaba con nostalgia su pueblo natal.
De esta manera, concluyó la primera jornada, bastante significativa para mí en el proceso de mediadora, lo mismo que para la ciudad de Barranquilla porque desde hoy la ciudad respira arte. Conceptual o no conceptual, es lo de menos, lo importante es que la realidad se presenta y re-presenta desde distinta perspectivas, formas y colores.
¡Bienvenidos!