miércoles, 10 de noviembre de 2010

Karen Matallana- Barranquilla





MEDIANDO ANDO

Cielo nublado, niños ansiosos por ver caer la primera gota de lluvia que anuncia un día tranquilo que rompe el ritmo de la semana. “Cuando llueve, las clases no son iguales, los profesores se sientan a conversar y muchos compañeros no vienen al colegio“, afirma José Polo, estudiante de séptimo grado mientras mueve con un pie su balón de futbol.

Ah llegado el momento de la mediación, 8:20 am, los chicos de séptimo del colegio Elena Duque observan con curiosidad el montaje que en minutos contados les presentaría.
Restauración es la curaduría que presentaría al público curioso. Desde el principio los estudiantes se mostraron entusiasmados, ahora, no solo la lluvia cambiaba el ritmo, el arte se posesionaría como el gran protagonista de la mañana.

Sólo 20 minutos bastaron para organizarlos y explicarles a modo de introducción lo que ocurriría. La entrega de materiales no se hizo esperar, sus ansias por dejar plasmado lo que fuera en una hoja se podía oler, como también olíamos la lluvia.

Le dimos rienda suelta a la imaginación. La mediación, consistió en proponerles que dibujaran con la ayuda de algunas hojas de limón, guayaba y laurel, a un ser querido, seguramente, el más especial de su familia. Luego de representar la figura deberían restaurar una parte de su cuerpo que consideraran no era del todo saludable. Finalmente, cada uno expuso su trabajo, las reacciones emocionales fueron múltiples, algunos expresaron con alegría cada personaje, otros, trajeron a colación historias estremecedoras, cada uno le fue poniendo su sello a la experiencia que sin duda los sensibilizó.

Lo curioso, en esa primera jornada, fue identificar que para muchos niños, sus seres queridos no siempre son sus familiares, un perro, un gato, un loro, ocupan ese lugar, son sus fieles amigos, quienes lo reciben en casa, y en los mejores de los casos, con quien logran tener una mejor comunicación.

Una vez terminado el ejercicio, dialogamos e imaginamos un día en el que el arte se tomara cada rincón de las calles, callejones, parques, bibliotecas, colegios, veredas, municipios, y que pudiera cambiar la posibilidad de ser de muchos individuos.

Para sorpresa de los presentes, les manifesté que existía un evento capaz de realizar ese día imaginario, ese es el caso del 42 Salón Nacional de Artista. Dichosos, aceptaron la invitación a conocer y adentrarse al mundo deseado que ofrece generosamente el arte en nuestra ciudad.
Así, culminó mi primer día de mediación, una mañana acompañada de lluvia, emociones, risas, lagrimas, pero sobre todo, llena de energía y arte.